Lic. Daniel O. Bustamante
Refiero con el nombre de “Trastorno Cuarenteno Ansiedad”, al conjunto de síntomas psicológicos que reconocen su origen en el impacto social producido por el actual estado de pandemia de SARS-CoV-2 (COVID19).
En tal sentido la sobreinformación científica, por una parte, y la desinformación generada por el desvarío mediático de ciertos profesionales por la otra, sumado al carácter pendular y errático de las acciones sanitarias de contención por parte de la Autoridad responsable de la Salud Pública local, han acentuado la generación de los rasgos y síntomas que más abajo describo.
Por otra parte, destaco que las respuestas psicopatológicas mayormente detectadas tienen un carácter multicausal, teniendo en cuenta las siguientes consideraciones:
- Deterioro de la condición emocional existente con antelación a la pandemia.
- Desequilibrios anímicos sujetos al perfil psicológico individual, por la tensión propia de las circunstancias pandémicas, sus consecuencias y las respuestas estatales a las mismas.
- Inseguridad emocional derivada del carácter sorpresivo del evento pandémico y su impacto en la condición económica y social personal y familiar.
Asimismo, si bien no se detecta ninguna predominancia de síntomas en un sexo o género en particular, no obstante se advierten notorias reacciones anímicas en los grupos etarios de entre 60 y 70 años, incrementando progresivamente su incidencia en dirección hacia los grupos de menor edad.
Como consecuencia de lo precedentemente expuesto, esta afección psicológica de carácter Reactivo presenta normalmente cuatro o más de los síntomas que a continuación describo:
- Temor al contacto o ante la aproximación de personas (ansiedad paranoide).
- Sentimientos de desprotección (sentimientos de impotencia).
- Desorientación con relación a la situación actual.
- Respuesta emocional desafiante y temeraria, subestimación del potencial daño y mortalidad por contagio del virus, negacionismo.
- Enojos frecuentes (carácter irritable), disminución de la tolerancia a situaciones adversas o contrarias a lo esperado.
- Sensación de “ritmo acelerado” del paso del tiempo (alteración de la consciencia temporal).
- Dificultad para conciliar el sueño y somnolencia matinal (alteración del ciclo sueño-vigilia).
- Inestabilidad en la relación con los demás (tendencia intermitente al aislamiento).
- Disminución de la capacidad para relacionarse e interactuar con las personas (pérdida de las habilidades sociales).
- Ideas de futuro agravamiento de la situación social e individual, pensamientos de catástrofe o apocalípticos (percepción aumentada de la realidad).
Por último, el presente cuadro responde favorablemente al tratamiento psicológico individual, siendo de buen pronóstico su evolución psicoterapéutica.
30 de diciembre del 2021
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