METEREOPATÍA

Lic. Daniel O. Bustamante

Los humanos, cuasi-determinados por la cultura familiar y social en general, interactuamos con el entorno natural y artificial que nos rodea, para terminar siendo el reflejo de nuestro sistema y lugar de vida.

Si bien nos encontramos ante una inexplorada área científica cuya dimensión excede y contiene campos tales como el propio de la psicología, es menester no obstante aclarar que los criterios que seguidamente expongo, están en sintonía con los parámetros establecidos por las ciencias biológicas para identificar la vida, me refiero a los fenómenos de Irritabilidad y Tropismo en tanto reacciones de desplazamiento y/o movimiento ante un estimulo físico, químico o de cualquier otra naturaleza.

Sin menoscabo del carácter metafísico y teleológico de «la existencia» y de la vida en general, sabemos que nuestro psiquismo, integrado a un cuerpo con sistemas y sub-sistemas biológicos que lo sostienen, interactúan ambos como unidad ante el medio entorno que lo rodea y contiene (biosfera), sometidos a la mecánica de un ecosistema en permanente cambio y desequilibrio bio-físico-químico.

Los cambios del ecosistema imponen la necesidad de frecuentes re-ajustes en la biosfera de la que somos parte, debiendo nuestros sistemas y sub-sistemas bio-neuro-psicológicos reconfigurarse para adaptarse, en la misma proporción.

En ocasiones, el carácter brusco e intenso de algunos cambios del medio entorno, especialmente de aquellos asociados a fenómenos meteorológicos, desbordan la capacidad de respuesta de nuestras funciones adaptativas, dando lugar a «errores» interpretativos acerca de lo que ocurre fuera de nuestro cuerpo, derivando consecuentemente en respuestas o conductas psico-neurobiológicas desajustadas a las que llamamos Meteoropatías.

Dicho termino, derivado del griego [μετέωρον (metéoron): «alto en el cielo» /  πάθος (pathos):»enfermedad»] refiere a todo síntoma o malestar físico y anímico-psicológico, de aparición repentina, con una antelación en el tiempo de hasta 48 horas previas a un evento meteorológico de intensidad variable, cuyo impacto en la persona será según sea el estado físico-químico actual de la misma y que no responde a ninguna causa medica o psicológica determinada.

En resumen, el termino Metereopatía señala a un conjunto indefinido de síntomas o indicadores disfuncionales bio-psico-somato-funcionales asociados a un evento externo y natural, sin intermediación humana y de aparición brusca, que no responde a causa biopatógena o psicológica constatable en el examen clínico medico o bioquímico de laboratorio ni en el análisis de técnicas o protocolos psicológicos psicométricos y proyectivos eventualmente administrados.

Normalmente, dicho malestar cursa desde su inicio hasta la aparición del acontecimiento meteorológico propiamente dicho, remitiendo posteriormente sus indicadores de la misma forma espontánea como surgieron, aunque excepcionalmente el mismo puede continuar durante todo el desarrollo del fenómeno climático.

En nuestra experiencia y ubicación geográfica (Ciudad Autónoma de Buenos Aires) así como por determinados hábitos alimentarios y en ocasiones por un estilo de vida sedentario, los fenómenos meteorológicos asociados a disfunciones meteoropáticas más fácilmente constatables son los “electro-meteoros” o meteoros eléctricos, los que por su naturaleza eléctrica son precedidos de un brusco cambio en la ionización de superficie, saturando la composición de los gases atmosféricos (aire que respiramos) con una marcada presencia de iones positivos que alteran el funcionamiento eléctrico de nuestro sistema nervioso.

En tal sentido, la comunicación y/o transmisión de una neurona a otra de lo que llamamos «impulso» es electro-química (transmisión saltatoria del impulso nervioso). Es por ello que la saturación ambiental de iones positivos puede derivar en “asincronías” o desajustes en la neuro-red.

El sistema nervioso busca deshacerse de la sobrecarga electro-iónica positiva a fin de restablecer su sincrónico equilibrio. Quizás sea esta una de las razones por las que realiza descargas electro-químicas (o de vaciamiento) en la fisiología del cuerpo, alterando tanto las funciones orgánicas vitales o básicas, como notoriamente el ritmo y curso del pensamiento (flujo de ideas, imágenes sensoriales o sensopercepción, etc.).

Entre los síntomas más habituales, encontramos:

a) Psicológicos (anímicos y funcionales):

  • Inquietud – Ansiedad.
  • Irritabilidad – descenso del umbral de tolerancia a los estímulos externos.
  • Repentinos sentimientos de agresión.
  • Sensación de embotamiento (embote).
  • Dificultad para la concentración de la atención voluntaria.
  • Taquipsíquia.
  • Bradipsíquia.
  • Fuga de Ideas episódica.
  • Aumento de intentos de suicidio.
  • Reacciones depresivas.
  • Alteración del ciclo sueño-vigilia, insomnio.

b) Sensoperceptivos:

  • Alteraciones de la motricidad fina.
  • Mareos, tendencia a la pérdida del equilibrio.
  • Sensación de estar cayendo (algunas personas la describen como aleteo de mariposas en el estomago).
  • Sensación de falta de aire o de dificultad para respirar (agitación).

c) Neurológicos:

  • Crisis epilépticas.
  • Crisis de migraña.

d) Oculares:

  • Repentina visión borrosa.
  • Irritación ocular (ardor).

e) Irritación de Mucosas:

  • Nasales (rinitis aguda, estornudos aislados, comezón).
  • Faríngeas (tos, sequedad, molestia al tragar).
  • Estomacales (ardor, acides, reflujo).
  • Intestinales (flatulencia / meteorismos, diarrea, inflamación).
  • Pulmonares (espasmo bronquial).

f) Epidérmicos:

  • Irritación, comezón.
  • Eczemas.
  • Ulceraciones.
  • Sequedad / resquebrajamiento.
  • Agudización episódica de sintomatología de afecciones dérmicas de tipo alérgica.

g) Respiratorios:

  • Agudización de insuficiencia respiratoria en enfermedad obstructiva crónica EPOC.
  • Agudización de sintomatología asmática.

h) Sistema circulatorio:

  • Descenso de la presión arterial (hipotensión), ocasional lipotimia.
  • Incremento de la presión arterial (hipertensión nerviosa).
  • Accidentes cerebrovasculares.

i) Cardíacos:

  • Palpitaciones.
  • Bradicardia.
  • Taquicardia.
  • Dolores anginosos.

j) Funcionales del aparato muscular:

  • Espasmo muscular.
  • Sensación de Incremento y/o Disminución de fuerza muscular.

k) Funcionales del aparato esquelético:

  • Inflamación / dolor en cartílagos.
  • Agudización del dolor en afecciones artrósicas.
  • Dolores reumáticos.

l) Generales:

  • Repentina y temporaria agudización de afecciones crónicas (prevalentes), aún de aquellas en curso de tratamiento y/o en proceso de remisión.
  • Hipersensibilidad pos-quirúrgica (hasta aproximadamente 5 años posteriores a la cirugía).

Entre los principales factores convergentes  que predisponen la aparición del presente síndrome meteoropático se han detectado:

  • Estrés prolongado.
  • Descanso inadecuado o escaso.
  • Sedentarismo (escasa actividad física).
  • Hábitos alimentarios con exceso de:
    • Grasas animales.
    • Condimentos y/o aderezos picantes y/o irritantes del aparato gastro-intestinal.
    • Consumo de bebidas alcohólicas.
    • Consumo de bebidas derivadas de fermentación (cerveza, vinos).
    • Bajo consumo de agua.
  • Etc.

La dificultad para el correcto diagnostico del síndrome meteoropático se sustenta sobre la ausencia de «Guías» y/o «Protocolos» que gocen de estandarización o validación clínica internacional por una parte, así como por la ausencia de estadísticas que permitan una segmentación tanto regional como por grupo etario por la otra.

La necesidad de una Estadística Institucional confiable, se funda en el hecho de que este tipo de fragilidad bio-adaptativa ante determinados cambios físicos externos, conspira contra el desempeño personal, pudiendo desencadenarse su sintomatología de forma repentina reduciendo sensiblemente y en forma brusca el rendimiento laboral profesional así como dificultando el ajuste en la interacción social y familiar de la persona.

En tal sentido la detección precoz de este síndrome, contribuiría a bloquear y/o moderar el carácter repentino y agudo de la sintomatología meteoropática, así como a evitar innecesarias pérdidas materiales y de tiempo en inconducentes estudios y/o evaluaciones clínicas, de laboratorio y psicológicas.

En virtud de la falta de datos científicos y/o estadísticos confiables, la terapéutica más razonable es aquella dirigida a la prevención de la sintomatología, a través de conductas orientadas a evitar todo factor predisponente (ver Factores Convergentes -Predisposición) o disparador de los múltiples síntomas que caracterizan a estos estados de descompensación psicofísica.

15 de Julio del 2018.

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